El resto del programa lo configuraron tres obras. Primero el estreno de la fanfarria para flautín, metales y percusión
Els tres tambors de Jordi Cervelló, autor residente esta temporada. Es una música sin pretensiones, idónea para espacios abiertos, fundamentada en el juego rítmico y algún elemento rapsódico. Después siguió
El retrato de Lincoln de Copland, muy oportuno por su compromiso ético en un contexto catalán y americano agitados políticamente como el actual. Ferran Mascarell fue un eficaz narrador que hubiera debido participar en el
Egmont beethoveniano del que sólo se ofreció la obertura. ¿Porqué no se programó toda o parte de la música incidental cumpliéndose el bicentenario de su estreno y siendo tan adecuada al tema de la libertad? En cualquier caso, fue un cierre de concierto que dejó con ganas de más por el impulso épico a un tempo ágil, sin rudezas y con detalles bien calibrados como los dos compases en corcheas de la trompeta en la fanfarria. Por otro lado los programas de mano incluyen contenidos válidos pero secundarios y expuestos de manera un tanto caótica ante la importancia de mantener al público informado, pero especialmente, formado.
academias de musica
clases de canto bogota